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Por su clima, la isla de Madeira ya pertenece a África, puesto que se encuentra en el Atlántico a tan solo 500 kilómetros de la costa de Marruecos. Desde el punto de vista geológico estará pasando sus vacaciones en una isla volcánica que se eleva hasta los 1800 metros hacia el cielo celeste. Si quiere llegar lo más cerca del sol posible le recomendamos un tour por la montaña hasta la elevación más alta de Madeira, el Pico Ruivo. La propia Funchal se encuentra directamente junto al mar y se eleva hasta una altura de 550 metros. Además de accesible en avión, la capital de Madeira es un lugar muy apreciado por los amantes de la navegación para hacer escala antes del gran viaje en velero atravesando el Atlántico. También los cruceros descubrieron hace mucho tiempo el atractivo de la isla de las flores.
lunes, 18/11/24
martes, 19/11/24
miércoles, 20/11/24
Para los navegantes portugueses, Madeira siempre constituyó un trampolín sobre el Atlántico hacia el Nuevo Mundo, o también en dirección a las antiguas colonias, lo que hoy en día es Mozambique. En la misma zona peatonal de Funchal, con sus tiendas de recuerdos y gastronomía que bien merecen la pena, se puede encontrar la primera catedral portuguesa del siglo XV, tan bella y orgullosa como si se hubiera construido hace tan solo un par de años. En Funchal, a cada paso uno se encuentra con monumentos de los grandes héroes navegantes portugueses y, al cabo de poco tiempo, uno mismo se siente un poco más heroico. Para los antiguos constructores navales Madeira tenía gran importancia, ya que hace cientos de años era una isla de espesos bosques que ofrecía gran cantidad de material de construcción para las fragatas de la orgullosa flota portuguesa.
Uno de los atractivos más importantes de Funchal es, por supuesto, la fortaleza más antigua de Madeira, Fortaleza de Sao Lourenco, del siglo XVI que ningún visitante debería perderse. Los elegantes guardias de la puerta y los muros blancos del palacio permiten entrever aún el orgullo de la isla. Si se avanza desde Funchal hacia las montañas se descubrirán los viñedos de los que proceden las uvas para el famoso vino de Madeira. Los viticultores invitan con gusto a hacer una cata. Más adelante toca bajar hacia el valle Curral das Freiras, que es uno de los paisajes más imponentes de Madeira. La depresión circular ofrece una impresionante vista sobre todo el interior, lleno de verde. Por cierto, el nombre de Funchal procede del hinojo salvaje que los primeros colonos tuvieron que talar con gran esfuerzo para poder asentarse aquí. Hoy, en cambio, al visitante de la isla le esperan fantásticos jardines y paisajes florecientes.