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¡«Salü» a la ciudad principal del Sarre! Saarbrücken está tan cerca de Francia que es posible coger un tranvía en la estación de tren principal y bajarse en la localidad francesa de Sarreguemines. Este hecho ha dotado a la ciudad de un relajado encanto francés que por lo demás puede buscarse en vano en cualquier otro lugar de Alemania. Disfrutando de un bello día en una cafetería en el mercado de St. Johann, podría parecer que está en Metz o Nancy, las ciudades francesas más próximas.  

En el mercado se reúnen los habitantes de Saarbrücken, a la sombra de la basílica de St. Johann. En torno a la plaza del mercado, pintorescas callejuelas nos llevan por el casco histórico de la ciudad. El castillo de Saarbrücken es el sucesor barroco de un edificio renacentista del que aún se puede visitar su parte subterránea. Pero esta zona ya está habitada desde la época celta y también los romanos han dejado en ella sus huellas. En el entorno de Saarbrücken está la gigantesca muralla anular de Otzenhausen, el monumento celta que mejor se conserva de toda Alemania.

El Sarre es un destino muy apreciado por los amantes del senderismo: casi la mitad del entorno urbano de Saarbrücken está compuesto por bosque, ante la ciudad hay incluso una zona protegida que debe convertirse en selva. Una escapada muy popular es ir hasta Mettlach, donde hay un sendero por la cima de los árboles que termina en una plataforma panorámica. Desde aquí se puede contemplar el meandro del Sarre, donde el río vira en redondo por completo. Si tanto pasear y aire puro del bosque le da hambre, en Saarbrücken le espera una gran selección de restaurantes. Los paladares más refinados podrán disfrutar en el restaurante GästeHaus Klaus Erfort, galardonado con tres estrellas Michelin, así como en muchos otros locales de la ciudad. ¡Disfrute de Saarbrücken!