Vuelo a Copenhague (CPH) desde 29 €*

Los daneses reciben a menudo el título de las «personas más felices del mundo», pero también han sido ampliamente bendecidos con un país muy verde situado entre el mar del Norte y el Báltico. En su capital Copenhague se puede buscar el motivo de esa sensación de felicidad. Al llegar se dará cuenta de que la urbe es muy plana, no hay ninguna elevación que destaque sobre la ciudad. Está construida además sobre múltiples islas pequeñas, que están conectadas entre sí de forma artificial. Para tener una buena vista sobre la ciudad y Øresund puede subir a la plataforma panorámica de la torre del ayuntamiento.

Deambule por las pintorescas calles de la ciudad o emule a los autóctonos y alquile una bicicleta. En Copenhague hay una excelente infraestructura para ciclistas que goza de prestigio mundial y que a menudo intenta imitarse. Pedalee hasta la estación de tren principal y estará directamente ante el famoso Tívoli, un parque de atracciones en el centro de la ciudad que se inauguró en 1843. Ante las puertas de la ciudad también podrá admirar el parque de atracciones más viejo del mundo, ya que el parque Dyrehavsbakken lleva en funcionamiento desde 1583. El símbolo más famoso de Copenhague es, por supuesto, la estatua de la sirenita, que un cervecero acaudalado encargó hace cientos de años. Está colocada en el paseo marítimo Langelinie. Visite también los bellos castillos y palacios de Copenhague y su entorno: el castillo Christiansborg, edificio actual del parlamento; el castillo Charlottenborg en la mayor plaza de la ciudad, la Kongens Nytorv; y el castillo Amalienborg, residencia de la reina danesa Margrethe II.

Al igual que en el caso de la Reina en Inglaterra, aquí también se puede admirar un colorido cambio de guardia a mediodía. Si después de tanto pedalear o pasear le ha entrado hambre, diríjase al barrio Nyhavn —con sus pintorescas fachadas en el paseo del puerto— para degustar una sabrosa comida danesa. Este es el centro de la gastronomía, muchos restaurantes, cafeterías y bares luchan por la clientela que acude en gran cantidad. Puede probar el famoso Smørrebrød a modo de tentempié, y si se siente muy hambriento debería probar el plato nacional Stegt flæsk, asado de cerdo en medallones con salsa de perejil, mostaza y remolacha. En Dinamarca también son típicos los platos de pescado, como el Stjerneskud mit Rejer, es decir, un filete de platija con cangrejos de mar. Con un potente Akvavit, el aguardiente danés, podrá dar por terminada la comida. ¿Será eso tal vez lo que hace tan felices a los daneses? Eurowings le desea que disfrute de su visita a Copenhague.